
Tuxtepec es un lugar con abundancia donde la tierra no sólo proporciona buenos frutos, sino también mujeres y hombres de buen corazón y es aquí, en la ciudad de San Juan Bautista Tuxtepec, en la cuenca del Papaloapan, donde el Colectivo a favor de la infancia ha realizado las últimas acciones del 2008.

Hemos sido testigos del compañerismo y de la amistad - ese sentimiento que se cultiva con los años, la paciencia y la constancia – de un grupo de hombres y mujeres que se conocieron hace 30 años, cuando decidieron cursar sus estudios de secundaria. Algunos lo hicieron siendo adolescentes, otros con 30 o más años y, junto con sus asesores, eslabonaron corazones que les han permitido reunirse cada año desde hace tres décadas.

En esta ocasión los organizadores hicieron entrega de reconocimientos a los asesores (profesores) y nuestro Colectivo se sumó al gusto de la reunión mediante la participación de la directora del Proyecto Cultural “Los Bailadores del Sotavento” Eréndida Armas Aguirre, quien declamara una de las más conocidas piezas del maestro Felipe Matías Velasco, viejo alumno del grupo anfitrión.
“Tengo un emporio” es el poema de Felipe Matías, autor de muchos versos, algunos conocidos ya internacionalmente – como el que abre la presentación de la delegación de Tuxtepec en la Guelaguetza- . En este poema, “Tengo un emporio”, el autor describe sus riquezas:

Tengo un emporio.
Dime …¿ qué quieres?
que de todo tengo
en el huerto hermoso
que el Señor me dio.
Dime …¿qué prefieres
de mi fértil tierra?
la herencia grandiosa
que Dios me legó.
Y continua describiendo los olores, los sabores, las texturas de todo aquello que reconoce como su riqueza y de la cual solo tiene que aprender a valorarla como tal, y como se le ha dado sin mayor mérito que ser sensible ante ella, invita a compartir esa misma capacidad de asombro con quien escucha o lee sus poemas.
Dime … ¿qué quieres?
para complacerte
tengo tantas cosas
que puedo ofrecerte.
También en mi huerto
cultivo amistad
amistad que brindo
a todos mis hermanos.
Anda, pon las manos
que te doy lealtad
como saben darla
los tuxtepecanos.
“Lealtad como saben darla los tuxtepecanos…” esa es la enseñanza que los hijos, nietos, familiares y amigos de esos estudiantes de secundaria de antaño, pudimos observar y aprender. No sólo se beneficiaron los corazones de esos amigos, sino además las familias reunidas pudieron experimentar una convivencia de hombres y mujeres de buena voluntad, celebrando el gusto de estar vivos, reconocerse y tratarse como hermanos. Sin lugar a dudas, estas experiencias favorecen los lazos familiares, objetivo del Colectivo a favor de la infancia, razón por la cual agradecemos la invitación quedando convidados a favorecer este tipo de reuniones, y por supuesto, a difundir el trabajo de nuestro amigo y mentor, Felipe Matías Velasco, cronista – costumbrista de la ciudad de San Juan Bautista, Tuxtepec, Oaxaca.
Por esta región sotaventina, las diferencias entre las celebraciones de la navidad y año nuevo son claramente observables y sobre todo, audibles.
La navidad invita a la decoración con luces multicolores y la puesta del nacimiento, la cena y la convivencia, pero es la despedida del año que fallece y la fiesta por el recién nacido, lo que hace que ancianos, adultos, jóvenes y niños se involucren en un ritual de pirotecnia casera que marca la diferencia de esa noche con la de los demás días del año.

Todo comienza unos días antes, los negocios de venta de discos piratas reproducen canciones alusivas “a los hijos que ha dejado el año viejo” y que justifican pedir limosna para su manutención. Y la muerte eminente en vez de espantarle al senil año, dice la canción, “le causa risa, porque a media noche lo vuelven ceniza”.
Y alegres, salimos a representar el último evento del viejo año, despedirse de los ciudadanos, antes de su inminente inmolación para dar vida al año nuevo. Los habitantes tuxtepecanos dan “limosna para los hijos del año viejo” si se les canta y baila; de ahí que 2 de los integrantes de nuestro grupo “Bailadores del Sotavento” se disfrazaran de “vieja y viejo”, mientras que los demás, ataviados con el traje jarocho, típico de la región, cantaban y pasaban el sombrero.

EL VIEJO
Una limosna para este pobre Viejo
que ha dejado hijos,
que ha dejado hijos,
para el año nuevo.
Los Bailadores del Sotavento somos
y compartimos así las tradiciones
con este viejito, qué así se despide
con estas canciones.
Ahí viene el Viejo
muriéndose de risa
porque a media noche
lo vuelven ceniza.
A don Ferruco
lo llevan a enterrar,
cuatro zopilotes
y un águila real.
Sotaventinas son nuestras tradiciones
y junto a ellas van nuestras emociones,
y que la alegría de este nuevo año
esté en sus corazones.
Ya se va el Viejo
bailando en el alambre
porque el pobrecito
está muerto de hambre.
Durante los dos noches que sacamos a los viejos a bailar pudimos observar a grupos de niños de la colina que, acompañados de sus familiares, bailaban disfrazados de año viejo, motivo de alegría para el Colectivo dado nuestro profundo interés en mantener las tradiciones, por ello no podía faltar también la elaboración de un muñeco de trapo y lleno “tripas de fuego” que anunciaron su muerte la noche del 31 de diciembre, cuando se sumó a los miles de viejos que familias de esta región sotaventina hicieran quemar y algunas explotar con los cuetes que revientan desde su interior en un ritual de pirotécnica casera que celebran todos. El ruido de los cuetes se puede escuchar por todos los puntos de la ciudad como si fueran los lamentos agónicos del año que fallece. Sólo después de la quema del viejo, las familias reanudan o comienzan la cenan; mientras la convivencia sigue en la mesa con el júbilo por la esperanza, en la calle, frente a muchas casas, las llamas consumen los restos de 12 meses en una especie de conjuro que aleje las viejas penas.
Ahora estamos a la expectativa de los reyes magos, mientras un jugo de piña nos hace más fácil la espera, pensamos en el río de las mariposas, el Papaloapan, que incasable se renueva y abraza a la ciudad. Río del cual iremos hablando con el asombro de quienes gozan y de quienes se acercan por vez primera a esta arteria sotaventina.
Desde San Juan Bautista Tuxtepec, Oaxaca, les deseamos un feliz año 2009…y no olviden hacer su carta.
"No es grande quien transforma el estado de la materia, sino quien transforma el estado de la mente"
Gabino Barreda
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